¿Cómo fomentar la lectura en adolescentes? 7 técnicas valiosas (I)

13.08.2013 13:38

¿Cómo fomentar la lectura en adolescentes? 7 técnicas valiosas (I)

Existen técnicas para el fomento de la lectura. En siete pasos se puede optimizar la relación de los niños y adolescentes con los libros y mejorar sus espacios de comprensión.

El fomento de la lectura y el avance en la interpretación son los dos grandes ejes de la adquisición de la competencia literaria. Para poder abordarlos de manera exitosa es necesario generar hábitos y desde ahí crear lectores talentosos, con capacidad de valorar lecturas en su variedad y calidad.

¿Por qué generar hábitos?

Muchas veces hemos escuchado que la rutina mata pasiones, y que por lo tanto se volvería negativa. Sin embargo, no debemos olvidar la importancia de los hábitos en el contexto psicológico.

¿Qué entendemos por hábito? Describimos al hábito como cualquier comportamiento reiterado en el tiempo. El hábito necesita de poco o casi ningún raciocinio, pues es un comportamiento aprendido que se fomenta mediante la práctica de la acción. Su utilidad es poder acortar tiempos, es decir nos permite hacer un mayor número de cosas, aprovechando los procesos mentales en otras situaciones que requieran mayor complejidad de acciones.

Jóvenes Lectura
Foto: Agencias

¿Por qué es bueno pensar a la lectura como un hábito?

 

El hecho de aprender a leer cada día, permite ir generando un importante bagaje cultural. No se plantea una lectura sin pensar en lo que leemos, sino más bien en no cuestionar los beneficios de la lectura.

Pasos para el fomento de la lectura

Un estudio formulado por el Gobierno de España propone siete pasos para fomentar la lectura.

1)     Delimitar un tiempo para la lectura autónoma y silenciosa

Generar el espacio en el aula para que TODOS LEAN, es uno de los puntos centrales de la iniciativa. Es importante construir en torno a los libros un espacio transversal, que involucre libros de todas las áreas, para poder captar el interés de los diferentes alumnos.

También es importante que este espacio de lectura sea sistemático. Todos los días, en el mismo horario, los estudiantes deberían reconocerse como lectores. Amplia oferta de temas genera focos de atención, de esa forma se gana el espacio del SILENCIO, otro de los aspectos centrales a la hora de la buena relación con la lectura.

En cuanto a la duración de este segmento, sería importante reducirlo al tiempo de foco de atención de los estudiantes, lo cual fluctúa según la edad de los estudiantes.

2)     Dinamizar el tiempo dedicado a la lectura

Utilizar tiempos de encuentro en torno a la lectura, es otra buena forma de generar un gusto por leer.

  • Compartir de gustos lectores: el que los niños y adolescentes compartan con sus pares sus gustos por la lectura, genera pertenencia al grupo. Un buen ejercicio al respecto sería que cada uno de ellos, de manera voluntaria, cada día comentara qué lee, por qué decidió leer eso y qué le llama la atención de ese libro que escogió. De esta forma también potenciamos la decisión y el gusto. No podemos pensar en crear lectores únicos en un aula de 40 alumnos.
  • Leer en voz alta, potenciando la lectura expresiva. Esto se puede alcanzar de dos maneras. Una en la que el profesor o los alumnos selecciones un fragmento de un texto con el que se sientan conectados, lo estudien previamente y lo socialicen con el resto del auditorio; o bien generar la posibilidad de un Cuentacuentos profesional, quien lleve a los estudiantes a vivir la experiencia de ser un oyente activo.
  • Reforzar la autoimagen como lector: este punto básicamente se refiere a hacer un registro de los libros que cada lector va decidiendo. De esta manera se valoran cada una de las elecciones hechas y se genera una sensación de identidad con la lectura. Carnets lectores, diarios murales con votaciones sobre los libros mejor evaluados por el grupo curso, ilustraciones o pequeñas fichas de lectura, son algunas de las técnicas que permiten concretar este apartado.
  • Expandir los espacios de la lectura: utilizar la lectura como trampolín para poner a los estudiantes en contacto con otras manifestaciones culturales es una buena forma de integrar los libros a la vida cotidiana. Visitas al cine, al teatro, talleres literarios, poesía y dramatizaciones son algunas formas de generar esas conexiones que dinamizan y complementan el espacio lector.